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Electro-Kalinka o cómo llamamos a esto.

Última modificación
Mar , 19/03/2019 - 04:54

electro kalinka

Una peli que conoces.

La película “Zimna Wojna” trata la difícil historia de amor de una bailarina y un pianista. Éstos no siempre son capaces de comunicarse entre ellos, pero que no dejan nunca de necesitarse. Ambientada en la Polonia de los años 50, retrata un país hecho trizas donde reina el PZPR.  Éste admite la recuperación del folcklore polaco bajo la condición de servir a sus propósitos propagandísticos dentro y fuera del país.

El partido necesita tener bajo control todo aquello. Así que coloca de “organizador” a un agente del aparato gubernamental.  Y se dedicará a mover los hilos de la agrupación cultural donde los protagonistas trabajan. En apariencia, este apparátchik consigue conciertos y promueve las relaciones con otros países del bloque. A la vez, acerca a las altas esferas polacas el trabajo de la citada agrupación cultural.

En realidad, le roba al pianista su trabajo y le hace un hijo a la cantante, a la vez que emplea la agrupación cultural para promocionarse dentro del PZPR. Para tratarse de un personaje secundario, el director de la peli no se corta en mostrarnos lo que significaba sacar tajada del marxismo-leninismo. Realizando un obvio paralelismo con la actual situación política de su país, retrata algo bastante habitual.

Hey, aquí hay mucho talento.

Cuanto más viejo te haces, más son las personas talentosas que pasan delante de uno. Sin entrar en las disciplinas que dominen, o lo que hagan o digan. Es un bien que viene con el tiempo.

Grandes talentos que viven la contradicción. Trabajar en un sector con nombres anglosajones (gestor cultural, industria cultural, etc…). Nombres que no resisten bien una estructura de acción sociocultural de herencia francesa, filtrada a través de la experiencia latinoamericana e implantada tras la transición en España. Y que por si fuera poco, sufren de un intervencionismo político que frecuentemente supera la tortura intelectual. Todo para acabar no llegando a ningún sitio, puesto que la gestión de la cultura y las artes ha llegado a parecerse demasiado a la gestión de cuaquier obra pública. Prestadores de servicios facturan un trabajo con un 21% de IVA.

Todo esto viene al caso de que, si no replanteamos nuestra relación con la administración, corremos el serio riesgo de vivir una domesticación cultural sin precedentes. Se habla de aquel impulso que se vivió en la España de la transición en la que algunos nos criamos. Y de la que hasta hace relativamente poco jamás se nos habría ocurrido mencionar como ejemplo. Resulta ser ahora motivo de anhelos y notas al pie de página.

Electro Kalinka nos hará bien.

Por todo ello, es momento de retomar aquello que nos hizo caminar, ya no sé si juntos, pero para avanzar sin duda. No hablo de otra cosa que la de juntarnos en la calle para hablar de paz, justicia, progreso y vecindad. Y vivirlo sin necesidad de que nos lo empaqueten para volver a vendérnoslo.

Lo que te propongo es tomar la calle con los contenidos que se nos ocurra, a través de talleres abiertos, compartiendo recursos, ideas, nuestras vidas. Tenemos mucho que decir y compartir. Vamos a tomar las calles y edificios de Zaragoza con el talento local como motor

Vamos a por ello. ¡A por la Electro-Kalinka!